21 de enero de 2015

Jauja (2014 - Lisandro Alonso)

La vi en el festival de Mar del Plata.
En este último.
No voy a mentir, se me hizo e.ter.na.
Inclusive dormité.
Ponele que Viggo está bien.
Ponele.
Los demás dan ganas de llorar.

Una inicial puesta teatral que parecería interesante.
Inhóspito paisaje plasmado en una fotografía hermosa, con planos que decantan en poema.
El sonido que acompaña las imágenes resuena como brisa. Divino. 
Un mostrar cine a través de otro formato (más clásico, embebido en colores fríos) y ahí se agota.
Listo.
No hay más.

Pretenciosa.
Altamente pretenciosa. Elitista.
Con aires existencialistas ridículos.
Escenas surrealistas aburridas.
Aburrida en sí misma. Soporífera.
Aires de una intelectualidad berreta.
Cuando hay diálogos, son insufribles.
Cuando deviene silencio, te dormís.
El clásico final que “la gente” no entiende pero que la experimentada crítica aplaude.

[Recuerdo que al terminar la función, alguien del público les preguntó un poco por ese final que no se entendió demasiado que relación tenía con todo lo anterior y ellos (Alonso y Mortensen) solo dijeron que tenía que ver con la película, que repetía elementos, que tenía conexión]

Imbéciles.
Déjense de joder.
El final es una mierda y no se entiende qué carajo quisieron hacer.
¿Rareza, exotismo? 
No.
Pedantería. Aburrimiento.

Le cabe un 5 [la salva la estética y algún que otro plano que le da un plus].



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